top of page

tIFÓN hAIYÁN

2013

Filipinas. 7 de noviembre de 2013. En su momento de máxima potencia, el tifón Haiyan llegó a soplar con rachas de viento de 310 kilómetros por hora que levantaron olas de hasta 15 metros de altura, un auténtico tsunami que arrasó la isla de Leyte, a 580 kilómetros al sureste de Manila. Las imágenes de su destrucción inundan estos días los medios de comunicación y las cifras de muertos sobrepasan ya las 1.700 personas. 

Este devastador tifón afectó a los Estados Federados de Micronesia y Palaos, a Filipinas, Taiwan, China y Vietnam. Ciudades y pueblos fueron ampliamente destruidos y varias provincias se declaraon en "estado de calamidad", permitiendo al gobierno usar fondos estatales para ayuda y rehabilitación, y para controlar los precios de los productos básicos. 

Principales Repercusiones

Los daños extremos a la infraestructura a través de la región significó problemas logísticos que significativamente dificultaron las labores de ayuda. Por toda la ciudad de Tacloban, se pudieron percibir muchas escenas de saqueos después  del tifón, además el gobierno nipón estuvo seriamente criticado por la mala gestión y prevención del desastre. 

Filipinas enfrentó una crisis humanitaria posteriormente al tifón, siendo mayormente afectada Bisayas con 1,9 millones de personas sin hogar y más de 600.000 desplazados. 

Ayuda Humanitaria 

La falta de inversión en proyectos a largo plazo y cómo coordinar la ayuda cuando llega en masa desde el último rincón del planeta en las emergencias son dos de las eternas preocupaciones del mundo de la cooperación, que ahora pasan un nuevo examen con la crisis filipina. La reacción rápida llega sobre todo de mano de los socios habituales de las organizaciones: Médicos sin Fronteras   reunió rápidamente 750.000 euros; en Save the Children se recaudaron 100.000 euros y 300 nuevos socios.

Los Estados Unidos y el Reino Unido han decidido acudir con toda su potencia en ayuda Filipinas. El despliegue del George Washington –con 5.000 marineros y marines y más de 80 aeronaves- aportará una ayuda inestimable a las labores de emergencia. Además de servir de plataforma de despegue para los vuelos de reconocimiento y distribución de ayuda, cuenta con plantas de depuración de agua, con capacidad para producir 1,5 millones de litros al día, y equipos médicos. El agua potable es una de las prioridades en las catástrofes naturales, ya que es imprescindible para los hospitales y evitar que las víctimas beban agua contaminada, fuente potencial de epidemias.

Los esfuerzos de ayuda internacional están comenzando a acelerarse. Docenas de países y organizaciones han comprometido decenas de millones de dólares, pero la situación sobre el terreno sigue siendo  caótica en algunas zonas. 

 

bottom of page